Las Zonceras mundiales
LAS ZONCERAS MUNDIALES
Después del Manual de Zonceras Argentinas de Arturo Jauretche, resulta difícil emular a aquel autor y hasta da un poco de vergüenza. Pero como Jauretche mismo nos propone en su libro, dejando adrede espacios en blanco, continuar descubriendo zonceras, ya que lo suyo fue –un simple muestreo- me atrevo a dar mi aporte a aquellas páginas en blanco que el autor ofrece al final de su libro, pidiendo desde ya disculpa si en lo mío no se advierte la fina ironía que Jaurecthe era capaz de esgrimir.
Debo adelantar sobre todo que no hablaré en este caso de zonceras argentinas sino de sonseras mundiales, quitándole de esta manera el carácter de exclusividad nacional que le da Jauretche con el correspondiente menoscabo del orgullo argentino de ser únicos en algo en el mundo.
Las zonceras son en realidad metáforas o alegorías llamadas por la ciencia (metafóricamente) “muertas”, o sea aquellas que se identificaron con su significado y dejaron de ser advertidas como metáforas.
En general no nos damos cuenta cuan poderosamente dirigen estas metáforas muertas nuestro pensamiento aceptando inconscientemente que representa adecuadamente el estado de las cosas. Nadie se preocupa ahora cuando otro dice por ejemplo “salto al vacío” o “me bocharon en el examen”. Por lo tanto es difícil desconocer la dimensión de estas alegorías que guían nuestro pensamiento. Por ejemplo cuando nos referimos al ser humano como el espíritu dentro de una máquina (concepto de Descartes), su propagación condujo a la fundamentación de las prácticas médicas occidentales que separan el cuerpo del espíritu entendiendo que el primero es un mecanismo complejo en el cual se puede ingerir a gusto para repararlo sin pensar en el espíritu (para los chinos este concepto es absurdo).
Aclarado entonces la fuerza que ejercen esas metáforas sobre nuestro pensamiento debemos aceptar con Jauretche que en muchos casos la zonsera tiene un autor muy prestigioso y actúa en el doble sentido, por un lado el autor prestigia a la zoncera y por el otro lado la zoncera prestigia al autor.
Vayamos entonces al tema:
1.- LA INVISIBLE FUERZA DEL MERCADO
Creada por Adam Smith padre de la ciencia económica. Su propagación creó las bases filosóficas de la idea del mercado libre como un mecanismo que exquisitamente se auto regula actuando para el bien de todos. No fue esta la intención de Adam Smith quien exigía del mercado ciertas condiciones para lograr el propósito de auto regular de la economía. Estas condiciones son la transparencia y la accesibilidad lo que raramente se da en el mercado actual que precisamente y propaganda mediante, pretende no ser transparente y la accesibilidad solo es posible para las grandes empresas que están en condiciones de comprar sus insumos en cualquier parte del mundo y abaratar sus costos en provecho propio pretendiendo además que los costos laborales de su país se adecúen a los costos más bajos de otro extremo del globo, logrando de esta manera la reducción de los derechos del trabajador.
2.- EL ESTADO COMO GUARDIAN NOCTURNO DEL CAPITAL
También del mismo autor. Fundó las bases, en el occidente, del debate sobre la función del estado en la economía y el concepto neoliberal que el estado es una carga cuestionablemente necesaria para la sociedad. No obstante los que profesan este pensamiento no tienen ningún empacho de recurrir al estado cuando la economía del mercado falló por culpa del voraz apetito por las ganancias de los empresarios o porque simplemente un sistema como el financiero dejó de encajar en las economías modernas.
3.- LAS ZONCERAS DE SOBREPESO
Estas constituyen una familia y se relacionan con la problemática, tan desarrollada en la publicidad, del sobrepeso del ser humano y su necesidad de reducirlo incorporándose con tanta fuerza que irradia sobre el pensamiento político y lo distorsiona:
LAS CARGAS SOCIALES, LAS CARGAS IMPOSITIVAS Y EL PESO DE LA DEUDA DEL ESTADO.
Cuando escuchamos estas metáforas nos imaginamos inmediatamente un burrito (sociedad) al que cargaron en exceso y se está tambaleando bajo este. Automáticamente nos viene a la mente la idea que al burrito hay que aliviarlo para que pueda caminar bien. A nadie le gusta llevar un peso excesivo que nos aplasta contra el piso. Por eso, casi automáticamente sin reflexionarlo nos pronunciamos a favor de reducirlo o incluso eliminarlo. Esta zoncera nos conduce a pensar que cuanto menos obligaciones impositivas hay, mejor, cuanto menos cargas sociales hay, tanto mejor, al igual que con las deudas del estado. Bajo el encantamiento de estas zonceras de sobre peso y cargas nunca se nos ocurre que esto puede ser visto de otra forma, por ejemplo: metafóricamente los impuestos pueden ser pensados como el combustible sin el cual el camión en el que viajamos todos se detendrá, los gastos sociales como los “remedios” sin los que el cuerpo social dejará de funcionar y las deudas estatales pueden considerarse como las vitaminas que aplicadas adecuada y prudentemente permiten que el organismo funcione más eficientemente.
Estas zonceras son complementadas por otras relacionadas, así: EL ESTADO QUE CRECIO MUCHO DEBE SER REDUCIDO, es decir debe bajar de peso. Esto dirige nuestra atención a nuestro propio sobrepeso cuando intentamos bajar unos kilitos, hay que aplicar una dieta reductora. Nadie advierte que esta zoncera conduce a un “hambre financiero” como cuando se reduce el presupuesto para la educación o para la obra pública. Totalmente distinta es la situación si pensamos al estado como “protector”, entonces lo vemos como una persona cercana que no permitirá que desaparezcamos.
Podemos agregar otra zoncera de sobre peso que es de nuestro propio origen nacional, aunque solo sea para satisfacer nuestro tan mentado exclusivismo argentino como el tango y el dulce de leche. Me refiero a: “LA PESADA HERENCIA”. A diferencia de lo que sucede en otras partes del mundo occidental y capitalista en el que los diferentes gobiernos son, en cierta forma, la continuidad del anterior y tienen en mente sobre todo el bienestar o el progreso de su país, en Argentina el intercambio político siempre está relacionado con el salto de una mentalidad a otra o de un grupo social a otro. Por eso cada gobierno nuevo que aparece, inmediatamente habla de la “pesada herencia” que le tocó recibir. Esto es claro porque le toca deshacer todo lo que el gobierno anterior hizo para adaptar la situación a su diametralmente opuesta forma de pensar el país.
Siguiendo a Jauretche podemos advertir que las zonceras funcionan únicamente cuando las repetimos sin pensarlas porque en el momento en que las repensamos dejan de ser zonceras y no son más funcionales a un pensamiento político económico de una determinada clase de la sociedad. Por esto el cambio en nuestra forma de pensar la economía y la vida social debe comenzar por el cambio de las formas de hablar y de la utilización de las metáforas “muertas” para describir otra forma de vida en la sociedad. En la medida en que nos deshagamos de las zonceras podremos pensar de otra forma.